Historia de la celebración de año
nuevo
La celebración de Año
Nuevo ha sido, tal vez, una de las más antiguas de la Humanidad. Era festivo
hace cuatro mil años en Babilonia y se realizaba afinales de marzo y duraba once
días.
Se consideraba un día
de recuento y balance. Es decir, los ciudadanos hacían fuertes propósitos para
el año entrante, pagaban las deudas y devolvían todo lo que tuviera prestado.
Sin embargo, también era un día de regocijo y ruido. Se bebía abundantemente, se organizaba bailes
de máscaras y cabalgatas y siempre se estrenaba un vestido nuevo para dar la
bienvenida al año.
Los griegos del siglo
VX antes de Cristo también celebraban el año nuevo. Para ello, desfilaban, por las calles, con un
bebé metido en un cesto y llegaban ante el templo de Dionisos, dios del
vino.
En Egipto existía la
costumbre de representar el año viejo con un hombre de avanzada edad al lado de
un niño que representante el año que comenzaba.
En la época del
imperio romano se regalaba el día de año nuevo una moneda y un pequeño tarro de
miel para manifestar el deseo de que el año que empezaba fuera dulce y próspero.
Igualmente, se hacía mucho ruido; no se permitía trabajar ni siquiera en las
labores de casa, y se estrenaba una prenda de vestir. Fueron precisamente en este período que se
declaró como el primero de enero día como día oficial para comienzo del año.
Sin embargo, en
algunos lugares, se mantuvo la celebración de fin de año en marzo logrando,
después de un tiempo, su unificación el
primero de enero.
Supersticiones relacionadas con el año
nuevo
Existen ciertas
supersticiones que se han mantenido durante el tiempo vinculados con el año
nuevo y que, a continuación, se detallan:
No llorar en año
nuevo, ya que se llorará todo enero.
Se debe recibir el
año nuevo con mucho ruido para espantar brujas y espíritus negativos que
pudieran estar cerca.
Se debe tener
cuidado con lo que se hace, porque se cree de que aquello que se esté
haciendo a las doce de la noche del 31 de diciembre, se hará durante todo el año
entrante. Por esa razón, existe la
costumbre de abrazar, besar, bailar, reír, etc.,
Se considera el
comer uvas como una de las costumbres más tradicionales para festejar la venida
del año nuevo siendo un augurio de buena suerte. En este sentido, se cree que se debe comer
doce uvas al son de las campanadas y pedir un deseo por cada uva que se come lo
cual atraerá suerte a la vida.
Dar dinero en
efectivo es otra costumbre, ya que se cree que así no escaseará en la casa
de quien lo hace (tal vez motivo de la existencia del aguinaldo). En este sentido, también se cree que es una
buena idea esperar el nuevo año con dinero en las manos. Se puede contarlo y colocarlo dentro del
zapato derecho e incluso se puede colocar monedas en la puerta del hogar para
garantizar la prosperidad en él.
Colocar una espiga
de trigo detrás de la puerta de la entrada es un simbolismo de buena suerte,
ya que representa la abundancia que se desea exista en el hogar.
No conviene
pedir prestado algo durante el 31 de
diciembre.
Vestir una prenda
interior de color rojo las últimas horas del año se considera positivo
principalmente en lo relacionado con el amor.
Colocar dentro de
la copa, al brindar con champán, algo de oro (puede ser un anillo se cree
aumentará la estabilidad de la relación de pareja.
Rituales de año nuevo
En algunos lugares
para saber qué depara el año se arroja
un zapato al aire y se observa cómo cae.
Si éste lo hace de lado, la
suerte tendrá sus pros y sus contras; si cae derecho, es signo inequívoco de
buena ventura; pero si cae boca abajo, se cree que nada saldrá bien.
Otra forma de saber
cómo será el año que comienza, y que se hace aún en algunas regiones de Europa,
consiste en fijarse en el primer hombre que pase junto a la puerta de casa. Si éste es moreno, el porvenir se muestra
halagüeño, pero, si es pelirrojo, no se considera tan bueno.
También existe el
ritual de colocar bajo la almohada tres papelitos con las palabras «bueno, malo,
regular»; al despertar se coge uno, y lo que indique describe cómo será el año.
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